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viernes, 29 de julio de 2011

Camarero


Hacer infusiones, cafés, cortados, barraquitos (y se hacerlos con la leche espumosa). Poner copas y chupitos. Coger comandas (y meterlas en el ordenador). Servir mesas llevando en la mano más vasos y platos de los que creía que era posible (me da miedo llevarlo todo en la bandeja y provocar un desastre) Preparar batidos y zumos (descubrí que en estos últimos, por norma, cuando haces uno aparecen bichitos alados de las naranjas flotando y que siempre hay que estar pendiente para retirarlos) Sacar la cuenta, llevarla, ir a buscar el dinero, llevar el vuelto. Recoger las mesas (llenando la bandeja para dar menos viajes) y limpiarlas. Vaciar ceniceros. Fregar vasos, platos. Limpiar la plancha, la máquina de café y la máquina de zumos. Hacer sándwich en la plancha para comérmelo (con jamón, queso, pechuga de pollo, lechuga y tomate) Barrer y fregar la terraza, el salón y detrás de la barra. Limpiar los baños. Ir al almacén a subir mercancía y reponerla. Lidiar con todo tipo de personajes. Darle al botón de la máquina de cigarros...

Llevo 6 días trabajando (5 si contamos con que el martes fue mi día libre) En poco tiempo he aprendido mucho de este oficio gracias a mi compañero de la noche que también lo aprendió todo de otro camarero. Y esta noche se espera una noche dura, y allí estaré, trabajando sin contrato (o con contrato verbal, según se vea) y cobrando menos y haciendo más horas de lo que se había acordado. 

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