Páginas

miércoles, 3 de febrero de 2010

Las reparaciones

Vivir en una casa tiene algunos inconvenientes. A veces se rompen cosas y hay que arreglarlas. La casa donde yo vivo no es miá, sino que pertenece, junto al resto del edificio, al Señor Casero, ese hombre que todos los meses viene a llevarse 500€ a cambio de dejarme vivir allí.

En mi país, España, el salario mínimo es de 633,30€. Los medios de comunicación dicen que mi generación es la “generación de los mileuristas”. Por lo que yo se, la gran mayoría de los jóvenes no llegan a cobrar siquiera 1000€ al mes. De nuestros salarios, hasta un 80% se nos puede ir en pagar el alquiler.

Y volviendo al tema: el día a día hace que las cosas del hogar se rompan o dejen de funcionar. También puede, como en mi caso, que las cosas ya estuvieran rotas cuando llegas. En ambos casos, la única solución que queda es joderse.

Entre las prioridades de mi casero no se encuentran arreglar el sofá, cambiar las bombillas, arreglar la antena de la TV, pintar las paredes o contratar a un fontanero que evite que se inunde la casa cada vez que llueve. A el solo le interesa recoger sus 500€ y cobran la factura del agua y de la luz.

Así que cuando se rompe algo, mi presupuesto sufre un enorme golpe del que no se recupera hasta pasados un par de meses en los que estoy con el agua al cuello (más aun). Y todo por arreglar algo que ni siquiera es mio, sino de uno que está montado en el dollar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario